Pequeños Detectives de Monstruos – Partida en grupo

Así que te plantas ante 9 chicas y chicos (de entre 8 y 11 años) y les preguntas si saben lo que es un juego de rol. Cuando te responden: “no”, “en la videoconsola hay juegos así” y “Pokemon Go”, lo más normal es que quieras salir corriendo sin mirar atrás (ya que tu intención es ponerlos a jugar a rol, claro). Pero por suerte tienes a tu lado el libro de Pequeños Detectives de Monstruos y eso, eso lo hace todo más fácil.

He de decir que la respuesta de “Pokemon Go” no fue la que me asustó, ya que SÍ es un juego de rol, en verdad todos los juegos en los que tengas que desempeñar un papel, un rol, es un juego de ídem. Pero no, no era precisamente la respuesta que esperaba.

Estoy en el centro sociocultural de la asociación de vecinos de el Parque Figueroa, una barriada de Córdoba, y me dispongo, como veis, a organizar una partida de rol ante los niños que están pasando el verano en los talleres gratuitos que les ofrecen. Y empezamos con esa pregunta.

¿QUÉ ES UN JUEGO DE ROL?

Como ninguno lo sabe, se lo pongo fácil: un juego de rol es algo más que un juego, es una historia, un cuento, que iremos descubriendo a la vez que jugamos. Una aventura que protagonizamos nosotros mismos.

Y lo más importante, en un juego de rol somos un equipo, hay que respetar, ayudar y cooperar. O ganamos todos o perdemos todos.

¿A QUÉ VAMOS A JUGAR?

Vamos a jugar a Pequeños Detectives de Monstruos, de Nosolorol.

Cuando decía que lo primero que hice fue preguntarles qué es un juego de rol, lo digo literalmente, no me presenté, aunque preguntaron por mi nombre, ya que soy un Detective Veterano de la Agencia, y nunca usamos nuestros nombres. No queremos ponerle las cosas fáciles a los monstruos.

En PDM contamos con alguien como yo, un detective veterano (el master) que ha recibido una misión para la que busca ayuda de los Detectives Novatos.

Mientras les explico cómo va el juego, que habrá una misión, que tendremos que buscar pistas, habrá sustos y que seguramente encontraremos a algún monstruo, no dejan de preguntar que si empezamos ya. Esto de las explicaciones es un aburrimiento, sí, pero es mejor que queden las cosas claras antes de empezar para no romper la dinámica después. Así que les explico las tiradas de dados y las herramientas con las que contamos y su uso.

Ahora que tienen más o menos claro como funciona el juego, les paso los contratos de la agencia (no queremos hacer un Echenique) y eligen sus apodos. Una vez firmados, repartimos los carnets y nos lo colocamos bien visibles para que se vea que somos gente importante.

Como hay 9 niños, el lugar no es demasiado grande y he elegido 3 herramientas para la aventura, los agrupo. Hacemos 3 grupos de 3, cada grupo será un sólo detective, así que primero se tendrán que poner de acuerdo dentro de cada grupo y luego entre todos los grupos.

Al ser 3 además facilita las tiradas de dados, cada miembro tira un dado y así no habrá peleas por “tiro yo, no que tu has tirado antes, no que blablabla”.

Repartimos las herramientas. En este caso contamos con mi localizador de miedo, que nos irá avisando de cuanto sube el miedo conforme vayamos avanzando por el juego, un tarrito de cristal para cazar al monstruo, las cerillas y los caramelos antiverrugas.

Se deja claro que todas las herramientas son muy importantes y para evitar peleas las repartimos con tiradas de dados.

MapaPDM

Por el mismo motivo, la cantidad de niños y el tamaño del lugar, sumándole que lo único que yo sabía del sitio era un mapa que me mandaron los monitores y que sólo tuve acceso a él media hora antes del juego, vamos a mezclar dos tipos de juego, vamos a jugar tanto en la mesa como en vivo.

JUGANDO

PDM3

Todos sentados y muy atentos como veis en la foto, sí, mientras lo explicaba porque, efectivamente, si algo bueno tiene PDM para iniciar a los niños en los juegos de rol es su facilidad para convertirlo en un juego en vivo.

Salimos a la calle y les explico la misión. Me voy a ir saltando los detalles de cuanto sube el miedo y algunas tiradas de dados, porque yo lo valgo.

      Todos los días, aunque vosotros no lo sepáis, los monitores vienen muy temprano para preparar los talleres para vosotros. Luego, cuando todo está preparado salen a desayunar pero, hoy, cuando iban a hacerlo, han descubierto que las llaves habían desaparecido y no podían cerrar el centro. Podría haber pasado cualquier cosa, incluyendo que haya algún monitor despistado y que no sepa donde las ha guardado, pero dado que la Agencia lleva por el barrio una semana movidita, hemos recibido la alerta rápidamente porque, seguramente, será uno de los monstruos que llevamos persiguiendo todos estos días por aquí.

(En este momento los niños cuchichean entre ellos con una mezcla de miedo y emoción ante la seguridad de que el barrio está plagado de monstruos).

Así que nuestra misión es encontrar las llaves y, si podemos, cazar al monstruo culpable para que no siga haciendo trastadas. ¿Qué hacemos?

– ¡ENTRAR! (claro)

Muy bien, vamos a entrar, no podéis pasar a ninguna habitación, pero fijaros muy bien en todo lo que podáis por si veis algo fuera de lo normal.

Llegamos al pasillo, lo miramos todo bien y como vemos que la sala multiusos está bien iluminada y parece tranquila, decidimos usarla como base de operaciones. Entramos en ella y nos sentamos (es un decir, más bien nos quedamos revoloteando nerviosamente de un lado a otro) antes de seguir investigando.

– ¿Qué hemos visto?

– ¡Estaban todas las puertas abiertas! ¡Y aquí también están todos los armarios abiertos!

(Ha sido más rápido de lo que esperaba, se han tomado en serio lo de observar).

– ¿Y por qué estarán todas abiertas?

(Cuando preguntéis a un grupo de niños intentad hacerlo ordenadamente o, efectivamente, se os tirarán encima con una lluvia de ideas)

Para mi sorpresa, una de esas ideas, entre las de “el monstruo las ha abierto”, “el monstruo buscaba algo”, etc… surgio la de “los monitores lo han abierto antes de llegar nosotros buscando las llaves”. Que, efectivamente, más adelante en el juego, descubriríamos que era la verdad.

Ahora que ya hemos entrado y visto un poco el lugar por encima, es hora de presentar a los monstruos. Como he dicho, llevamos una semana movida en el barrio así que tenemos unos cuantos sospechosos, que son los que llevan estos días rondando por aquí.

PDM1

Les presento 5 monstruos, para esto he cogido el PDF (que te regalan cuando compras el libro) e impreso cada dos hojas de monstruo en una cuartilla, luego las he plastificado para que puedan hacer con ellas lo que quieran menos romperlas.

Hacemos un repaso rápido por las cosas que les gustan y enfadan a los monstruos, dejando caer algunas cosas que sabemos que nos vendrán bien luego, como que a ciertos monstruos les gusta hacer bolitas de polvo o romper/robar las escobas.

Y ahora, una decisión importante, ¿investigamos juntos o por separado?

Aunque al principio siempre hay algún disidente, se les puede guiar para que decidan ir a investigar juntos, no por no dejarles libre albedrío, si no porque si un grupo va a investigar a un sitio en solitario los demás deberán quedarse esperando sin hacer nada.

Así que se les da la idea de que si a alguien es mordido, da con una habitación oscura o incluso, quien sabe, encuentra al monstruo y no tiene la herramienta adecuada para ese momento, podríamos tener problemas. En seguida todos aceptan ir juntos.

Así que ahora tenemos que pensar donde vamos a ir. Elegimos el cuarto de la limpieza. Como he dicho hice una mezcla de juego en mesa/vivo, así que les cuento, dando un poco de tensión, como nos vamos acercando a la habitación, como vamos notando cierto olor, pregunto que quien ha sido pero no, ese olor no puede haber salido de un humano, ¿qué podrá ser?…

– ¡El monstruo de la basura huele muy mal! (bien, parece que han estado atentos a lo que han leído)

Podría ser, hacemos una tirada para ver si superamos el miedo y nos adentramos en la habitación. Lo hacemos, así que, en ese momento, nos levantamos y vamos ordenadamente en modo marabunta hasta allí.

Entramos, despacio, pinzandonos (literalmente) la nariz con los dedos porque el olor es inaguantable y descubrimos… ¡que alguien se ha dejado durante una semana el cubo de la fregona con agua sucia!

Vaya, parece que al final el olor no era cosa de un monstruo, ahora que ya estamos más tranquilos miramos al rededor a ver si descubrimos algo. Recordamos que estamos en un cuarto de limpieza y es cuando nos damos cuenta, ¡la escoba no está!

Así que parece que alguien/algo ha hecho desaparecer la escoba. Volvemos a nuestra base de operaciones e investigamos entre los posibles sospechosos. Vaya, hay dos en especial a los que enfadan las escobas. Uno suele romperlas, otro las esconde. Tendremos que seguir investigando.

 

Decidimos ir a la oficina. Nos acercamos y vemos que, efectivamente como todas las demás, la puerta está abierta, pero justo cuando estamos a punto de entrar PAM (golpetazo en la mesa, saltos en las sillas y algún gritito ahogado), la puerta se cierra en nuestras narices de golpe.

Pero, un momento, mi pelazo se mueve en ese momento con una ligera brisa, parece que como están todas las puertas abiertas hay corriente y eso es lo que ha hecho que la puerta se cierre. Abrimos despacio (por si acaso, nunca hay que confiarse) y… ¡nos levantamos y vamos a la habitación!

Una vez allí investigamos, aunque no hace falta mirar mucho, vemos por el suelo un montón de bolitas de polvo (harina), ¡qué sucio está todo!

– ¡Pues hay un monstruo al que le gustaba hacer bolas de polvo!

Así que volvemos y lo miramos, efectivamente, para el asunto del polvo hay otros dos sospechosos pero nos paramos a pensar un momento y, dado que la escoba no está, puede ser que simplemente no hayan podido limpiar.

Seguimos investigando, queremos ir hacia el fondo, pero (por suerte, ejem), un monitor nos dice que ha notado algo, en la sala de reuniones, así que vamos hacía allí corriendo.

Nos acercamos y efectivamente, vemos unas sombras moverse. Yo, lo que es yo, no pienso meter la mano en la habitación para buscar el interruptor de la luz, por suerte como hemos decidido investigar todos juntos contamos con las cerillas (cerillas que no queman y que nos dan luz durante unos segundos). Las usamos y es cuando lo vemos, se mueve, es peludo, es negro y es evasivo… es… es… ¡y nos levantamos y vamos a la habitación!

Aquí, casualmente, no entraron todos en tromba, oye, que casualidad. Se lo tomaron con un poco más de calma, entran y se acercan despacio al final de la sala y lo descubren, sí, allí está, es ¡ENSALADILLA! el gato callejero (un peluche) que al ver la puerta abierta se ha colado. Intentamos cogerlo pero sale corriendo y se pierde por el pasillo.

Miramos por la sala pero nada, no hay absolutamente nada fuera de lo normal… vaya, parece que el monstruo no ha querido entrar en esta sala, ¿tendrá ensaladilla algo que ver? (sí, claro, a nuestro monstruo no le gustan los animales).

EL ALMACÉN

Seguimos investigando, y decidimos ir al almacén, mi localizador (un destornillador sónico de Dr. Who, por cierto), se vuelve loco, parece que aquí pasa algo gordo chicos.

Vamos hacia allí (vamos de verdad, esta vez no hay introducción) pero nos quedamos en la puerta, al fondo (el almacén tiene forma de L) vemos que sobresale una parte de la escoba, pero parece terriblemente peligroso entrar, así que mandamos a un monitor a recuperarla, así podremos ver si está rota o no, lo que podría ser una buena pista.

Hasta aquí habréis visto que todos los sustos han ido quedando en nada, la fregona, el aire, un gato… eso va creándoles seguridad, tranquilidad.

Así que desde la puerta vemos como el monitor se adentra en la oscuridad, alarga el brazo para recoger la escoba y, de pronto, ¡algo tira de él, escuchamos un grito (ole por ese grito) y de repente me quedo sólo en la puerta del almacén. Menuda estampida de niños corriendo y gritando. El monitor logra salir y, ya calmados, vemos que ha sido mordido. Lo vemos porque chorrea sangre (creo que era betadine), así que lo primero que hacemos es darle un caramelo antiverrugas (idea de sus portadores) e intentar averiguar si ha podido ver al monstruo. Efectivamente lo ha visto, tenía cuernos y los brazos largos. Miramos nuestras notas y parece que puede ser ¡el monstruo del ático y el sotano! (no tenemos ni ático ni sotano, vale, pero ahí está el que el monstruo es uno de los que rondan por el barrio y hoy se ha colado aquí por alguna razón).

PDM2

Así que ahora que sabemos cual es el monstruo podemos ir resolviendo algunas de las pistas encontradas y eliminar miedo. Y nos enfrentamos a él.

Y MENUDO DESASTRE. Tenemos que superar un 16 y llegamos con todas las tiradas a 8, así que se nos escapa (mejor) (es más, no les dije que yo debería tirar también).

De todas maneras, ahora que ha salido corriendo le restamos ese 8 porque él también está asustado. Además podemos buscar en el almacén en profundidad, ya que sabemos que ahí no está. Nos adentramos y ¡sí! ahí están las llaves, completamos una parte de la misión, así que volvemos a nuestra base de operaciones y pegamos dos estrellas en nuestros contratos porque somos unos campeones.

Pero claro, el monstruo sigue por ahí, deberíamos seguir buscando, así que decidimos ir al cuarto del termo.

Entramos y, en cuanto apoyamos el pie en el suelo notamos que estamos pisando algo, estamos a punto de gritar, tiramos los dados, sufrimos un fracaso absoluto por lo que sí, efectivamente gritamos (y bien fuerte que gritaron todos), con el miedo en el cuerpo miramos abajo y descubrimos que lo que hemos pisado no eran más que tornillos, así que miramos dentro del cuarto y… ¡vamos corriendo a ver qué encontramos!.

¡Vaya, pero si es un gamusino!. Los gamusinos son pequeños monstruitos que nos pueden ayudar en la misión, por desgracia son muy tímidos y asustadizos y al haber gritado se ha asustado y ha salido corriendo para esconderse en otro sitio.

Como se va acercando la hora de terminar, les pongo fácil descubrir al gamusino en nuestra propia base de operaciones, todavía está asustado pero le cantamos una canción (desastre absoluto pedirles que cantaran) y se calma. Así que susurrando nos dice: “si al monstruo queréis atrapar, algo que le enfada debéis usar”.

Así que vamos corriendo a la ficha del monstruo y vemos qué le enfada. Casualmente ya contamos con algo que hemos recuperado de su nido, la escoba, y se nos ocurre tenderle una trampa. La dejamos encima de la mesa y nosotros nos escondemos debajo.

Se apagan las luces y (el pobre monitor mordido ahora hace de monstruo) escuchamos como se acerca, las sillas se van apartando de su camino, un brazo largo y peludo intenta agarrar la escoba y, en ese momento, ¡saltamos a por él!

Lo tenemos acorralado, así que lanzamos los dados y (madre mía como están con las tiradas de dados…) por muy poco pero ¡logramos cazarlo!

¡MISIÓN CUMPLIDA!

Esta vez nos ganamos tres estrellas y, cuando todavía no las hemos pegado viene lo mejor: “¡¿PODEMOS JUGAR OTRA VEZ?!”

SENSACIONES

Bueno, jugar con niños es todo lo complicado que tú quieras que sea, para empezar tienes que dejarlos desvariar todo lo que les apetezca, al principio durante las explicaciones sobre todo, no pasa nada por estar 3 minutos hablando de Pokemon Go con ellos, o que intenten averiguar tu nombre de verdad durante otro rato.

Por supuesto, siempre que sea posible y siendo niños no acostumbrados a los juegos, si puedes hacer rol en vivo mejor que mejor. Eso sí, ten en cuenta que ellos verán cosas que tú no has visto. Incluso encontrarán huecos en habitaciones que tú no sabías ni que existían y que, si a un monstruo le enfada la escoba y el plumero, más vale que si haces desaparecer la escoba y tienes un plumero, lo hagas desaparecer también.

Ha sido una experiencia magnífica, mucho más divertida de vivir que de leer, claro. Si podéis, montad cualquier cosa, por simple que sea, con vuestros peques, con PDM desde los 3-4 años ya podéis ir empezando pues puedes hacer el juego realmente simple, sin usar dados si quiera, simplemente recorriendo la casa buscando pistas para ayudar (en lugar de cazar) a algún monstruito.

Jugar a rol fomenta la imaginación como pocas cosas lo hacen, y gracias a Pequeños Detectives de Monstruos podréis disfrutar de la experiencia con vuestros hijos desde bien pronto.